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¿Por qué no hay que comer con prisas?

Cada vez tenemos menos tiempo para todo. Parece que el mundo haya marcado unos tiempos imposibles de cumplir, sobre todo para las mujeres que hacen absolutamente de todo a lo largo del día.

Este estrés hace que acabemos comiendo cualquier cosa y descuidemos la alimentación y el tiempo dedicado a las comidas.

Sentarse a comer con calma y dedicarle el tiempo suficiente no es ninguna tonterí­a. Muchos estudios afirman que dedicar el tiempo necesario a las comidas y desconectar de todo centrándose en lo que ingerimos es muy importante.

Las prisas nos hacen comer más y peor, en cambio, si estamos el tiempo necesario en la mesa, masticamos mejor y nos saciamos más pronto.

Los expertos aconsejan masticar cada bocado entre 10 y 15 veces antes de tragarlo, de este modo se consigue una mejor digestión. Además, si dedicamos cierto tiempo a masticar, nuestro cerebro asocia que llevamos todo ese tiempo comiendo y a los 20 minutos tenemos una sensación de saciedad, independientemente de la cantidad de alimentos que hayamos tomado.

Los primeros 20 minutos son por tanto cruciales y da lo mismo que en ese tiempo comas verduras a la plancha o una hamburguesa con patatas y refresco, la sensación de saciedad aparecerá pasados ese tiempo. Por eso es tan malo tomar la conocida comida rápida, porque la engullimos en poco tiempo y engordamos más.

Sentarse a la mesa es muy importante, ya que asociamos ese momento a la comida, y solo debemos comer en esa situación. A menos que tomemos un tentempié sano. Si nos acostumbramos a comer sentados en la mesa, y a hacer de este momento un ritual diario, evitaremos picar entre horas y atacar la nevera a cualquier hora.

Estos pequeños detalles harán que nuestro cuerpo lo agradezca y que evitemos situaciones de estrés y ansiedad en nuestra rutina alimenticia diaria.
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