La actual pirámide de la alimentación recomienda no sobrepasar las cuatro raciones semanales
La carne puede formar parte de nuestra dieta, ¿pero la consumimos en la cantidad adecuada? Si hacemos caso a la pirámide de la alimentación hay que tomar carne, como máximo, cuatro veces a la semana, y mejor si es blanca (pavo, pollo, conejo...).
Por tanto, deberíamos reservar el consumo de carne roja y procesada a momentos puntuales, consumiéndola de forma ocasional y moderada (sobre todo los cortes más grasos). Si aún te cuesta renunciar a ella te damos varias razones para conseguirlo:
Limita tu consumo de carne roja y decántate por la carne magra (pollo, conejo, pavo...).
Abusar de ella aumenta el riesgo de enfermarte: La carne contiene grasas saturadas que, si se consumen en exceso, aumentan los niveles de colesterol malo (LDL) en sangre. Esto pone en riesgo la salud de tu corazón y favorece el sobrepeso y la obesidad.
Limitar tu consumo semanal de carne puede ayudarte, según el doctor Jorge Pérez-Calvo, especialista en medicina natural, a vivir más y mejor: “se ha demostrado que las poblaciones más longevas comen muy poca carne, entre un uno y un 10% del total de su dieta”.
Comiendo más carne de la cuenta pierdes la oportunidad de tomar alimentos más sanos: Según una reciente encuesta de la AESAN, en nuestro país abusamos de las grasas saturadas y, en cambio, tomamos pocos cereales, frutas, verduras y hortalizas. Si por norma comes carne como máximo cuatro veces por semana, te será mucho más fácil que tus menús sean más sanos y equilibrados.
Si limitas su consumo ayudas al planeta... y te ayudas a ti mismo: A nivel global, si consumiéramos menos carne viviríamos de forma más respetuosa con el planeta. En primer lugar, porque se reducirían las emisiones de metano fruto de la digestión de los animales. Pero eso no es todo: para producir carne se gastan mucho más recursos naturales que si se cultivan frutas y verduras. Según Montse Bradford, experta en nutrición natural, “para producir un kilo de carne se necesitan 15.000 litros de agua y 300 kilos de pasto”.
El doctor Karmelo Bizkarra apunta otro dato interesante: “son necesarios 16 kg de cereales para producir un kilo de carne”. No olvides que el cambio climático puede acabar influyendo negativamente en nuestra salud.
Puedes reducir el porcentaje de contaminantes que pasan a tu organismo a través de la dieta: Según un estudio en el que analizaron la concentración de contaminantes en varios alimentos, los que tenían un porcentaje mayor de este tipo de productos eran los ricos en grasa, como algunas carnes. “Normalmente la presencia de contaminantes en cada alimento es muy pequeña, el problema es que se van acumulando a lo largo de la vida”, comenta Felipe Hernández Ramos, experto en nutrición ortomolecular.
Para eliminar al máximo estas sustancias quítale a la carne su parte grasa antes de cocinarla.
Comer mucha carne puede aumentar nuestra resistencia a los antibióticos: “Actualmente se utilizan antibióticos en los animales, en dosis subterapéuticas, porque se ha descubierto que así engordan más”. Son palabras del doctor Bizkarra, que siguen la misma línea de un reciente comunicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según la OMS, aproximadamente la mitad de la producción anual de antibióticos se utiliza para que los animales crezcan más y para tratarlos cuando están enfermos. Al comerlos, estas pequeñas dosis de antibióticos pasan a nuestro sistema, lo que contribuye a aumentar la resistencia a este tipo de fármacos, provocando una menor eficacia cuando los necesitamos. Para evitarlo procura consumir, siempre que puedas, carne ecológica (libre de antibióticos).
*Las citas en este artículo han sido recogidas en el I Congreso Alimentación Consciente, celebrado en Barcelona.
fuente : noscuidamos.com