La rutina, la obligación, el sentirse útil y valorado en un trabajo, las relaciones interpersonales que se forman en el mismo…son cosas que sin darnos cuenta nos acompañan en el sector laboral pero un día terminan. Un día, cuando hemos acumulado años de trabajo se nos plantea un nuevo reto y este no es otro que el de enfrentarse a la jubilación.Desde el punto de vista psicológico, ¿Qué supone esto para el ser humano? ¿Cómo se hace esa transición en la que se dan tantos cambios? ¿Afecta a todos por igual?
Sin duda, jubilarse supone cambios y aunque la reacción ante éstos sea distinta en cada persona (es importante el motivo por el cual uno se jubila y la satisfacción que se tenía con la labor desarrollada) sí que se dan factores comunes en esta etapa de la vida que hacen que pueda generarse estrés y tristeza. Por mencionar algunos, tenemos que la jubilación puede suponer: la pérdida de ingresos, el status social, la identidad profesional, la distinta organización de la vida cotidiana, el tiempo y las actividades…
En primer lugar, una aportación importante, aunque no libre de críticas, fue la que hizo Atchey, en los años setenta. En su planteamiento indica seis fases por las cuales una persona se adapta a la jubilación. Estudios posteriores han indicado que esta vivencia secuencial no es experimentada en todos los casos y pueden no pasar por todas las etapas en este orden. El modelo propuesto sin embargo, sí nos aporta una visión general.
- Fase de prejubilación o pre-retiro, en la que hay una “preparación” emocional ante la idea de jubilarse. La persona se plantea expectativas sobre cómo será esta nueva etapa. Estas expectativas pueden más tarde generar dificultades.
- Fase de jubilación, en la que contempla tres formas distintas de vida
- Luna de miel; las personas intentan hacer todo lo que desearon
- Actividad continuada; actividades de ocio planificadas
- Descanso; se reduce el tiempo que se dedica a cualquier actividad.
- Fase de desencanto y depresión, al ver que no se cumplen las expectativas que se idearon sobre la jubilación. (Según el autor, esta etapa no sucede en todas las personas)
- Fase de reorientación, donde las personas deprimidas, reevalúan y construyen percepciones más realistas.
- Fase de estabilidad, donde se generan alternativas para afrontar la rutina y los cambios.
- Fase final, hay un cambio de rol debido a que existe enfermedad o incapacidad.
Por otra parte, en un estudio más reciente publicado por la American, Psychological, Association (APA) y según la psicóloga Schlossberg, la jubilación puede tomar muchas formas. Después de sus investigaciones, con multitud de jubilados dedujo que había seis maneras acerca de cómo la gente se enfrenta y “negocia” con su jubilación.
- Los continuadores; se mantienen en contacto con las habilidades y actividades del pasado.
- Los aventureros; inician nuevas actividades no relacionadas con sus trabajos anteriores como por ejemplo “aprender a tocar el piano”
- Los buscadores; no hay identidad de jubilación y aprenden por ensayo y error.
- Los que se dejan llevar; disfrutan del tiempo a cada momento.
- Los espectadores implicados; mantienen interés pero de forma menos activa.
- Los retirados; se deprimen y renuncian a nuevas cosas.
Multitud de estudios coinciden en afirmar que las personas son más felices en su jubilación cuando disfrutan de una gran variedad de actividades y se sienten activos y también hay quien afirma que la jubilación trae consigo distintas gratificaciones para el ser humano. La Dra Schlossberg, propone una tarea importante para los psicógos; ayudar a éstos a que vivencien su jubilación como un cambio de carrera profesional. Hay que negociar con uno mismo y apostar por seguir manteniendo en activo el tiempo, las ilusiones y nuevas cosas de las que aprender.